viernes, 10 de abril de 2015

Estrategias para identificar y atender el Bullying en nuestros hijos

¿Que es bullying?


Empleamos el término bullying  en la escuela para connotar un comportamiento agresivo o el acto intencional de hacer daño a algún/a otro/a, que se lleva a cabo de forma constante durante un período de tiempo y en el cual existe una relación interpersonal caracterizada por una asimetría de poder.
Por tanto, para que un acto de agresión sea una expresión de bullying se requiere que la agresión se sostenga en el tiempo y que entre los involucrados (víctima/agresor) haya una diferencia de poder.
El hostigamiento tiene que ser permanente en el tiempo y como tal puede utilizar diversos soportes para ejercerse, los cuales, en la mayoría de los casos, suelen entremezclarse: soporte físico (golpes, empujones, robos); soporte verbal (insultos, amenazas); soporte relacional o indirecto (exclusión social, rumores) y, el soporte digital (agresiones vía web, celulares, etc.).
Ninguno de estos actos de forma individual y exclusiva puede considerarse bullying, a no ser que uno o más de ellos se presenten consistentemente en el tiempo.
Las consecuencias en la víctima del bullying pueden ser tanto físicas como psicológicas y en muchos casos, pueden ser permanentes en el tiempo. Algunas investigaciones refieren desde daño físico como moretones, pérdidas en el patrimonio personal de los estudiantes, hasta severas consecuencias en la salud mental a futuro, como depresiones severas, trastornos de ansiedad y/o estrés post traumático, e incluso el suicidio.

  • Como sospechar y/o identificar el bullying en nuestros hijos/as:
- Llega a casa con su ropa, libros y cosas rotas o le han sido robadas.
- Tiene moretones, heridas, cortes y rasguños que no puede explicar.

- Ha perdido el interés por ir al colegio y por hacer tareas.

- Baja en su rendimiento académico.

- Tiene pocos amigos o no tiene amigos.

- No invita a compañeros a su casa y rara vez va a la casa de amigos.
- Falta de apetito, dolores de cabeza y/o de estómago (en las mañanas).
- Presenta alteraciones del sueño: insomnio, pesadillas o llora mientras duerme.
- Pide dinero extra o saca dinero a escondidas (entregado al intimidador).
- Llega del colegio ansioso, triste, alicaído, con los ojos lagrimosos.
- Aspecto triste, deprimido y de infelicidad.
- Cambia de humor de forma inesperada.
- Está irritable y con rabia repentina.


  • Estrategias para atender el bullying en nuestros hijos/as:
- Apoyar emocionalmente a su hijo y decirle que le ayudarán a superar el problema. Tranquilizarlo diciéndole que no es su culpa que esto suceda, y que a cualquiera lo tendría así de mal. Acogerlo, tranquilizarlo.
- Los padres deben permanecer en calma y no reaccionar con violencia hacia el colegio o el agresor, ya que no solucionará así el problema. Es importante enseñar a solucionar los conflictos pacíficamente, a pesar del dolor que se sienta.

- Acercarse a conversar con el profesor jefe, con una actitud positiva, colaboradora;  informarle la situación de su hijo/a, preguntarle qué sabe al respecto y pedirle ayuda explícitamente.

- Solicitar al profesor/a que investigue la situación a la brevedad, dada la gravedad del problema, acordando una reunión en los próximos días, para conocer de manera más completa la situación. 

- Es esperable que junto al profesor jefe participe el psicólogo/a u orientador/a del colegio, para facilitar un buen manejo del problema, y buscar las mejores soluciones. 

- Para frenar el círculo vicioso de esta forma de violencia escolar es fundamental buscar acuerdos y trabajar en conjunto la familia y el colegio, y deben participar tanto los padres del niño/a o joven acosado, como los de los padres del acosador (al menos en reuniones por separado). 
- Es fundamental que se “repare” el daño y las relaciones interpersonales en el curso afectado, y no centrarse sólo en solidarizar con la víctima y excluir al victimario.
- En caso de ser necesario, el colegio deberá exigir a los padres del niño/a o joven acosador, asistir al psicólogo para que sea ayudado en resolver adecuadamente esta situación.
- Por supuesto que es importante ayudar al hijo/a a recuperar sus amistades o hacer algunas nuevas, eso le ayudará a dejar atrás el dolor y retomar sus actividades e intereses.


  • Qué hacer si se dan cuenta que su hijo/a participan en acciones de bullying (victimario):
- Evite culpabilizar y castigar.
- Explíquele que intimidar no es un juego; señale que no va a tolerar que este tipo de comportamiento continúe.

- Establezca normas familiares sobre relaciones interpersonales; refuércelo cuando cumpla con sus deberes; si rompe las reglas, sea claro en sus respuestas, pero no agresivo; sea un buen ejemplo cumpliendo las reglas.

- Trate de pasar más tiempo con su hijo/a, involúcrese en sus actividades y pasatiempos; conozca a sus amigos; estimule y refuerce habilidades y aspectos positivos de su hijo.

- Ayúdelo a desarrollar estilos de comportamiento no agresivos.

- Mantenga contacto con el colegio.
  • Lo que NO debe hacerse si nuestro hijo/a es víctima de bullying:
- Hablar y amenazar al agresor fuera de las instalaciones del colegio.
- Instigar a su hijo que se defienda brutalmente. Pretender que el hijo solucione su dolor con más presión, por ejemplo diciéndole: “no te dejes pegar” o “tienes que ser más fuerte”, produce siempre el efecto contrario, se sienten más débiles. 

- Irrumpir en el colegio, ocasionando un escándalo con el profesor o padres del niño agresor. 

- Sobreproteger a la víctima, y alejarlo permanentemente de situaciones conflictivas, incluso  buscando cambiarlo rápidamente de curso o de colegio. Arrancando no se soluciona el problema. 

- No dando importancia al problema o negando su existencia, obligando al hijo a que se someta a su hostigador, con el argumente de que cuando éste se canse, dejará de molestarlo.

- Esperar no sirve de nada. Consentir el maltrato de un niño o adolescente contra otro es permitir que haya más víctimas de los abusos.

El abuso no es “normal” entre escolares, ni “se trata sólo de bromas”. Es importante enseñar a los espectadores pasivos a que cuando vean que un compañero está en esa situación desfavorable se lo digan a su profesor. Por otra parte, si la víctima y el resto de los compañeros que no quieren participar de la violencia aguantan sin decírselo a nadie, pronto el acosador creerá que puede seguir abusando. Aproximadamente el 25% de los agresores que se han acostumbrado a intimidar para lograr sus objetivos, terminan teniendo problemas con la justicia en la adolescencia, e incluso antes.
Es fundamental entonces que los adultos intervengan en las situaciones de bullying, si no, el daño puede ser tan profundo y doloroso que atraerá aún más problemas tanto a la víctima como a los victimarios. Mejor será aún, que padres y profesores cuenten con algunas estrategias para prevenir situaciones como éstas.
Para más información sobre el manejo de bullying consultar en http://www.educarchile.cl

Cristopher Palacios C.
Interno Psicología
Universidad Mayor


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