martes, 21 de julio de 2015

La importancia de la alimentación emocional



Lo que comemos no solo afecta a cómo nos sentimos, sino que cómo nos sentimos también afecta a nuestra manera de comer. Pese a que muchas personas no lo crean, la psicología puede ser una importante para mejorar la adherencia a una dieta, ya sea para mejorar la imagen corporal o para controlar la ingesta excesiva de comida en casos de sobrepeso, pues existen variables psicológicas relacionadas el éxito a la hora de seguir una dieta.
Por tanto, los psicólogos son profesionales que pueden prestar sus servicios para que los individuos consigan realizar cambios conductuales o cambios en el de estilo de vida. Existen herramientas (como la buena planificación, la evitación de estímulos, etc.) que pueden ser beneficiosas para llevar a cabo un plan dietético con éxito.
Un psicólogo puede ser una gran ayuda en la pelea contra la obesidad, pues los aspectos emocionales son muy importantes a la hora de lograr un cambio permanente en las costumbres que afectan a la alimentación. Además, en casos graves de trastornos de alimentación, el psicólogo es una figura indispensable para el tratamiento correcto de las patologías.

Comer con el paladar: una conducta placentera

Muchas personas no comen en función a sus necesidades nutricionales, sino que es el paladar el que les motiva a ingerir alimentos sin control. Esto puede parecer un acto cotidiano, pero puede ser muy perjudicial para la salud si se abusa de comidas con un bajo valor nutricional y un alto contenido en sustancias perjudiciales para el organismo (como las grasas trans).
Abusar del acto placentero de comer, no solamente puede hacer que nos sintamos más cansados y busquemos más comida constantemente, sino que puede provocar serios problemas de salud. Comer con el paladar es una conducta que tiene que ver con el placer y, por tanto, entra en juego el sistema de recompensa, mediado por la dopamina. La dopamina es un neurotransmisor que participa activamente en el refuerzo de conductas placenteras como el sexo o el consumo de drogas.

Las emociones afectan nuestra dieta: la alimentación emocional

En muchas ocasiones las personas conocen muy bien la pedagogía de la alimentación, el problema es que no se adhieren a un plan dietético por muchos motivos: falta de motivación, objetivos poco realistas, creencias de autoeficacia negativas, exposición a estímulos interferentes y, sobretodo, un estado anímico bajo.
La relación emociones-nutrición es clara, ya que en momentos de inestabilidad emocional somos más propensos a consumir alimentos grasos. Esto no es positivo para el control de peso y provoca un exceso de grasa en la dieta. Cuando usamos la dieta para calmar nuestro estado emocional, a esto se le llamaalimentación emocional.
Las variables psicológicas y emocionales son muy importantes para tener éxito en la dieta, ya que para muchas personas no es un camino fácil. Por otro lado, hay que entender el comportamiento humano y saber que cuando estamos ansiosos o tenemos problemas emocionales, muchos individuos responden con grandes ingestas de comida. Además, el estrés también causa problemas anímicos que influyen en la ingesta alimentaria.

Depresión y atracones de comida

En casos graves como en la depresión, es frecuente que los individuos deprimidos aumenten la ingesta de alimentos de una manera desproporcionada. Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM IV) en el transcurso de la depresión pueden aparecer episodios de sobreingesta pero sin que se experimente pérdida de control (algo que sí ocurre en el trastorno por atracón). La razón por la que los individuos con depresión o problemas emocionales suelen ir en busca de comida para sentirse mejor y calmar su estado anímico, es debido a que muchos alimentos incluyen triptófano, un aminoácido que provoca la liberación de serotonina (los niveles bajos de serotonina se asocian a la depresión y a la obsesión).
La falta de serotonina causa distintos efectos negativos sobre el organismo, como angustia, tristeza o irritabilidad. Ya que el cuerpo no produce triptófano, hay que conseguirlo a partir de la dieta. Por tanto, los alimentos ricos en este aminoácido actúan como antidepresivos naturales.
Varios son los estudios que relacionan la serotonina con mayor sensación de bienestar, relajación, mejorsueño, autoestima más alta, mayor concentración y un mejor estado de ánimo. Además, la serotonina tiene una importante función en el cerebro ya que establece el equilibrio entre otros neurotransmisores como la dopamina o la norepinefrina (noradrenalina). Estos neurotransmisores son importantes ya que se relacionan con la angustia, la ansiedad o los trastornos alimenticios.
Alimentos ricos en Triptófano tenemos: Pavo, Pollo, Leche, Queso, Pescado, Huevos, Tofu, Soja, Nueces y Chocolate.
Por último, respecto a la serotonina, los niveles bajos de este neurotransmisor, se asocian a comportamientos obsesivos y al trastorno por atracón. En un estudio publicado en “Journal of Clinical Investigation”, explica que los investigadores del Centro de Investigación de Nutrición Infantil USDA/ARS en el Colegio Baylor de Medicina, en Houston, y el Hospital de Niños de Texas, en Estados Unidos, demostró que la hormona estrógeno puede aumentar producción de serotonina para inhibir los atracones de comida.

Psicología aplicada a la nutrición, una alianza

Como hemos comentado, existe una relación entre psicología y nutrición. La llamada “Psicología de la Nutrición” se ocupa del estudio y la aplicación de estos fenómenos tanto en sus condiciones normales como en aquellas que se presentan en la patología. La calidad del vínculo entre el psiquismo, los factores sociales, emocionales y educativos, y la nutrición, son esenciales para el desarrollo saludable de cualquier persona.
En el mundo occidental, y debido al el sistema socioeconómico existente, hemos sido educados para consumir estética. Esto provoca patologías o trastornos de la conducta alimentaria como la Anorexia yBulimia si no se trabaja para minimizar los efectos de la cultura de la imagen. Esta necesidad de intercambio entre disciplinas tales como la Nutrición y la Salud Mental, hace necesaria la aportación de la psicología para un desarrollo sano de los individuos.
Por ejemplo, el problema de la obesidad no solamente consiste en bajar de peso, en muchas ocasiones existen ciertos aspectos involucrados que deben abordarse y que no solamente tienen que ver con la alimentación. Un individuo que ha sido obeso desde la infancia nunca ha tenido una representación de su cuerpo delgado. Cualquier cambio que ocurra no solamente afectará a su peso, sino que tendrá consecuencias en su identidad. La psicología, por tanto, juega un papel importante en el bienestar de las personas, y la nutrición es un aspecto importante para un desarrollo pleno de un individuo.

María Francisca Toro
Interna de Psicología
Universidad Gabriela Mistral 

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