jueves, 28 de agosto de 2014

HIJOS DEL DIVORCIO

Francisca Tirado Z.
Interna de Psicología, Universidad Gabriela Mistral

 “Queridos mamá y papá:
Sé que están sufriendo, yo también estoy sufriendo. Siento y me alimento de su tensión y estoy impactado. Aunque soy joven y no puedo expresar verbalmente lo que está pasando en nuestras vidas, todavía siento el impacto. Mi corazón se rompe cada vez que tengo que dejar de lado a un padre, mi sentido de seguridad está perdido. Por favor no asuman que soy resistente; por favor no asuman que mi vida será exactamente como solía ser y que continuaré sintiendo el mismo amor por ambos. Soy un ser humano igual que ustedes, mis necesidades son como las de ustedes; necesito amor, atención, crianza, estabilidad, consistencia, afecto, entendimiento, paciencia y sobre todo, ser querido.
Cuando pelean por mi o me ponen en la mitad de su discusión, me están mandando el mensaje de que ganar entre ustedes es más importante que mi vida. Estoy aprendiendo de ustedes que es mejor estar en lo cierto que ser amado, me están enseñando que vengo de una persona que no es querida y está equivocada, y que en cierta forma estoy mal yo también.
Cuando puedan encontrar su daño en mi corazón, han almacenado un dolor sordo, robándome mi infancia, me están quitando el creer que el amor es incondicional y lo reemplazan con un mensaje que dice que me convierta en un insensible y no amar, porque voy a ser herido, sin tener la posibilidad de recuperarme.
Quizás no entiendan esto ahora, y soy tan pequeño que no piensan en mi futuro, pero me están poniendo en un riesgo mucho mayor de separarme de mí mismo, momentos en los que arriesgan mi seguridad y construyen un vacío en mi corazón. Mi seguridad es su trabajo, sin ustedes y su protección estoy sin escudos frente al mundo, esto se manifestará como temores irracionales en mí porque permaneceré en un estado de no saber si luchar o volar por el resto de mi vida.
Algún día este shock inicial disipará, pero el cómo eligieron ser mis padres a través de esta crisis, nunca se disipará, voy a sentir su sentido egoísta de apoyo y protección o tendré una cicatriz en mi corazón con un mensaje que se descifra “las cosas buenas le pasan a gente buena, yo debo haber sido malo”.
Atentamente,
“El hijo del divorcio”

 El siguiente trabajo está basado en estas palabras expresadas por niños que han sido “víctimas” del divorcio de sus padres, los que no han sabido manejar bien la situación. Esta carta fue publicada en un video por la organización “The Child of Divorce”, ubicada en Estados Unidos, la cual le brinda un espacio a los hijos de padres separados o en proceso de separación para expresar lo que piensan y sienten con respecto al tema y su propia experiencia de vida libremente, sin importar la edad. También le da una instancia a los padres para ayudar a sus hijos a sobrellevar el tema del divorcio, trabajando con ellos en su relación independiente con sus hijos y otorgándoles información acerca del proceso y todas sus implicancias. Cabe destacar que en este trabajo se generalizará en términos del abordaje del tema, sin embargo, hay que tener en claro que no todos los divorcios, familias, situaciones, padres e hijos, relaciones entre padres y relaciones entre padres con sus hijos son iguales, por lo que sí existen casos en que lo siguiente no aplique tan cabalmente y varíen según el contexto.

 En la actualidad, la separación y el divorcio son un tema muy común que la sociedad ya acepta y ha normalizado a través del tiempo. Hasta hace no muchos años atrás, era mal visto, inconcebible para las familias y era considerado como una deshonra para la historia familiar, sobre todo en el caso de las mujeres, quienes eran estigmatizadas y dejadas un poco de lado por la sociedad. Sin embargo, existe un tema que nunca ha sido de alta preocupación ya que no se le ha tomado el peso que debiera tener a mi parecer: ¿qué pasa con los hijos de padres separados en términos de desarrollo psicológico? ¿quién se preocupa de los efectos a corto y largo plazo que puede tener este proceso en los niños y adolescentes, siendo que ya es un tema tan fuerte y complicado para los adultos? ¿puede ser la separación y el divorcio mal manejado por los padres considerado como un tipo de maltrato infantil?

Cuando se habla de maltrato infantil, por lo general se piensa en el maltrato físico más que cualquier otra cosa y se olvida que también existen otros tipos de maltratos que pueden ocasionar incluso síntomas conductuales claros y severos, como por ejemplo, el maltrato psicológico.

Según una variedad de autores y organizaciones, el maltrato infanto-juvenil correspondería a cualquier tipo de comportamiento o discurso por parte de un adulto que transgreda las necesidades y/o los derechos de los niños/as, ya sea por omisión o exceso de conductas que interfieran con el desarrollo normal del niño/a o adolescente.

Si relacionamos lo anterior con la carta antes presentada, es importante considerar que la familia y el hogar son espacios de protección y seguridad, en donde se transmite el conocimiento de la cultura, los valores, los modos de enfrentar las situaciones, siendo los padres un modelo fundamental para el desarrollo y crecimiento sano e integral de sus hijos, en un intento (o visto desde otro ángulo como uno de los derechos de los niños) por crear a personas que puedan desenvolverse de la mejor manera dentro de una sociedad que nada tiene de fácil, una sociedad que va cambiando de manera rápida y constante, y en la que todo lo que la familia construya como base será parte fundamental de lo que estos hijos (futuros adultos) podrán hacer para adaptarse a este sistema tan dinámico.

Cuando uno lee la carta escrita por ese niño que está sufriendo terriblemente viendo el proceso de divorcio de sus padres, nos damos cuenta de que el mundo de los adultos considera que los niños no tienen necesidad de saber ni entender todo lo que ocurre a su alrededor “porque son niños, no entienden”, sin embargo, poco podemos hacer para controlar lo que sienten, ya que pocas veces somos conscientes del mensaje que estamos enviando a niveles no verbales, con actitudes, gestos, posturas, entre otros, y esto para niños pequeños cobra un gran peso en sus experiencias.

Es por esto que sería muy importante darle mayor importancia al cuidado de los niños en los procesos de divorcio, dado que los padres, al estar preocupados, generalmente, por la lucha de mantener una relación que se ha roto, por mantener el poder en algún aspecto, por encontrar la manera más fácil de salir de la situación, por los juicios y arreglos extra-judiciales, por saber con quién se quedarán los hijos, y una infinidad de situaciones complicadas dentro del proceso, pueden “olvidarse” del niño, como se puede observar en lo expresado en la carta, y caer en negligencias. Sin embargo, es muy difícil exigirle a dos adultos que no saben como reaccionar frente a su propia situación, que reaccionen y ayuden al niño o adolescente a reaccionar frente a un tema en el que ellos no tienen voz ni voto, ya que pasa por un tema de pareja y se aleja un poco de lo que es la familia, pero si bien es válido no poder exigir tanto, debiera hacerse de alguna manera, ya que es labor de los padres asegurar la protección y el cuidado de sus hijos.

 Es muy crudo leer lo expresado por este niño en la carta a sus padres, ya que nadie se imagina todo lo que pueden llegar a sentir y lo que puede significar para ellos que toda la estabilidad o el funcionamiento al que estaban acostumbrados se desarme y derrumbe ante sus ojos súbitamente. Me imagino como si la vida, desde la óptica de un niño y su experiencia al estar inserto en una familia, fuera como estar pasando sobre un puente colgante armado con tablones de madera, dando paso a paso de manera tranquila junto a nuestros padres, que nos dan la seguridad de que el puente es firme y que podemos seguir adelante, pero que cuando llega cualquier conflicto en relación a los padres, sobretodo un divorcio, se va perdiendo esa confianza que teníamos, se van cayendo los tablones que nos aseguraban un futuro, perdemos a nuestros padres en algunos momentos de este pasar, y por cada situación que cambia, por cada adaptación que debemos hacer a este “nuevo estilo de vida”, más inestable se va haciendo este puente. Es aquí donde no debiéramos perder el foco que se centra en el daño que le podemos provocar a los niños cuando se deja de lado la preocupación por el manejo de la situación y el cuidado por el trato hacia ellos, como por ejemplo, no hacerlos partícipes de las discusiones de los adultos, no hacerlos tomar bandos, no hacerlos tomar decisiones que tengan relación con el problema de los adultos, entre otras cosas que hay que tener en cuenta, no sólo para lo que ha sido planteado acá, sino para cualquier tipo de situación en el que los padres tengan el impulso de incluir a alguno de sus hijos.

Siempre se ha dicho, casi se ha transformado en un cliché, que la comunicación es la base de toda relación humana, y efectivamente es así. Por mucho que se piense que los niños y adolescentes no se dan cuenta de las cosas que pasan entre los adultos, siempre saben que algo pasa, sin saber detalles, y es un derecho para ellos que los padres se den el tiempo de explicarles y tengan la capacidad de abrirse con sus hijos de manera de disminuir la ansiedad y ayudarlos a quedarse más tranquilos, cosa que también puede repercutir en la mejora de la relación entre los padres y el/los hijo/s, dependiendo de cada caso.

Muchas veces por estas fallas en la comunicación, se produce un círculo vicioso, dado que los hijos comienzan a presentar síntomas  (por ejemplo, irritabilidad, retraimiento, tristeza, dependencia, desconfianza, conductas de riesgo, entre otras), que aumentan la conflictiva de los padres, y al no darse cuenta de que todo esto pasa por un tema de comunicación, que aclarando los sentimientos y las ideas esto disminuiría, se transforma en un suma y sigue de eventos que no tienen final más que explotar y agotar el sistema familiar.
  
Este es un tema que deja mucho para reflexionar y del que se puede discutir infinitamente, sin embargo, esto no debe quedar en palabras. Como sociedad debiéramos unirnos para crear consciencia acerca del cuidado de los niños y adolescente en las conflictivas familiares, ya que al ser individuos en desarrollo, es labor de los adultos preocuparse de no mermar ni interferir en este proceso. Como adultos debemos tomar responsabilidad sobre nuestros actos, y ser padres es la mayor responsabilidad de todas. Ser padres significa formar personas que serán futuros padres también; debemos acostumbrarnos a ver la vida como un continuo integral, en donde cada cambio, cada evento, cada experiencia de vida tiene un significado y una repercusión a futuro. Eventualmente, todo es utilizado como recurso, sea este en función del crecimiento o del deterioro, por lo que es fundamental tomarle el real peso que tienen situaciones como lo planteado en este escrito en la formación de personas más capaces y sistemas familiares adaptados, lo que al fin y al cabo radicará en cambios importantes a niveles tanto culturales como sociales, y le dará a la infancia el valor y la magnitud que siempre debiera de haber tenido.

Equipo de Salud Mental.
Cesfam Garín.

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