miércoles, 1 de octubre de 2014

EMBARAZO ADOLESCENTE: FACTORES DE RIESGO Y PROTECTORES

El embarazo adolescente es uno de los temas más importantes y que produce mayor preocupación entre los padres durante la adolescencia de sus hijos e hijas. Pero además de ser una causa de desvelo para los papás, es también una problemática a nivel nacional, un asunto de salud pública ya que en el año 2011 ya 41.289 jóvenes entre 13 y 19 años estaban embarazadas, algo así como el 3,7% de la población juvenil. Según las cifras del Ministerio de Salud la tasa de embarazo adolescente en este rango de edad han ido aumentando desde el año 2005.
El significado que hemos construido socialmente en torno al embarazo adolescente es diverso y muchas veces conlleva ambivalencias y crisis en las familias. Así, por un lado podemos observar aquella visión que da sentido al nacimiento de un nuevo integrante de la familia como una “bendición”, como un niño que a pesar de las adversidades y condiciones en las que llegue al mundo merece la oportunidad de ser aceptado y amado. Sin embargo, por otro lado el embarazo en este ciclo de la vida de los jóvenes puede constituir una crisis económica, social, cultural, familiar e individual, lo que configurarse en una situación de riesgo.
Esto último ya que un embarazo prematuro, es decir en un período en el que el cuerpo de las jóvenes aún está en desarrollo, significaría además un riesgo vital tanto para la madre como para el bebé. Un embarazo adolescente puede ser causa de problemas económicos, acrecentando el riesgo social de la familia. Motiva en muchos casos deserción escolar y una inserción prematura al campo laboral. Así también conlleva que muchas jóvenes tengan que desplazar por mucho tiempo sus propios proyectos y sueños por priorizar el cuidado de sus hijos/as obligadas por condiciones materiales y económicas que impiden que se compatibilicen estudios, trabajo y crianza, en especial en una familia que vive en riesgo social.
En esta oportunidad expondremos aquellos factores de riesgo que motivan y que producirían un embarazo adolescente y, en función de esto, se discutirán algunos aspectos protectores para evitar y hacer frente a esta situación desde la perspectiva preventiva.
FACTORES DE RIESGO
Antes que todo cabe mencionar que las causas que propician un embarazo adolescente son variados, configurándose como una problemática que tiene diferentes rostros y matices, en donde se acoplan y organizan variados factores. En otras palabras, no se debe entender el embarazo adolescente desde una perspectiva lineal y unidireccional si no la confluencia de diversos elementos sociales, económicos, culturales y familiares que dan espacio y oportunidad a que se posibilite un embarazo adolescente.
Dicho esto, cabe mencionar que se han podido observar diversos factores de riesgo que propiciarían un embarazo prematuro que oscilan desde los factores biológicos hasta lo más macro como la cultura.
Factores biológicos
Un inicio precoz de las relaciones sexuales en una edad en donde se están desarrollando aspectos morales, afectivos y cognitivos aumenta la probabilidad de tener un embarazo adolescente. Actualmente en Chile el inicio de la actividad sexual, en promedio entre hombres y mujeres, oscila entre las edades de 16 y 17 años, pero sin duda que hay casos de inicio sexual previo a estas edades.
El inicio precoz de las relaciones sexuales en muchas veces se explica por la edad de la maduración sexual de los adolescentes. En el caso de las mujeres el adelanto de la menarquía y en los hombres un aumento de los niveles de testosterona, con el consecuente incremento del interés y exploración sexual.  
Factores familiares.
Se ha observado que en familias en donde hay una historia transgeneracional de embarazos adolescentes hay el doble de probabilidad de que las jóvenes vivan uno. Este tema, que se configura como un mito familiar, se transmite de formas discretas y, en muchas ocasiones, de forma implícita. Esto se puede ver en las pautas relacionales que se dan al interior de la familia, en especial en las relaciones madre-hija. No es raro observar que la joven embarazada tiene una madre que, a su vez, también la tuvo adolescente. Cada caso, sin duda, debe verse en su particularidad, pero es claro que la forma en que los padres se relacionen con sus hijos, el tipo de comunicación, el vínculo afectivo, los valores y creencias que se transmitan irán influyendo en este tema.
Por otra parte, cabe destacar que la familia es el más directo y significativo espacio de mediación y regulación emocional, cognitivo, moral y sexual en los jóvenes. De este modo, si el período de adolescencia, que conlleva una etapa vital caracterizada por la exploración de la vida y la sexualidad - en muchas ocasiones de forma desregulada- no goza de la regulación de los padres propiciaría la oportunidad de que se lleve una sexualidad desinformada y carente de apoyo.
Factores económicos, sociales y culturales
La relación con los pares es uno de los aspectos más importantes que viven los jóvenes. Están en una etapa en que aprenden a conocerse y conocer a los otros. Así también les es muy significativo la aprobación y aceptación social, en función de la búsqueda de sentirse pertenecientes a un grupo, a una identidad lo que permitirá a su vez que puedan construir su propia autoimagen en su relación con otros.
Se puede ver que muchos jóvenes, influenciado por construcciones sociales basadas en el éxito a través del sexo, hoy en día se validan a través de actos sexuales. Muchos/as jóvenes sentirían que sólo a través del acto sexual podrán tener la validación de sus pares.
Esto se basa y refuerza con una cultura que expone constantemente a los/as adolescentes a la validación social a través del sexo. Según los medios de comunicación (televisión, publicidad, música como el reggaetón) el sexo sería signo de éxito social.
Por otro lado, se puede ver que en muchos sectores de la sociedad el hablar de sexo es aún un tema tabú, un tema para sentirse avergonzado de hablarlo en público. Las creencias basadas en el pudor configuran la sexualidad como algo morboso, algo inexplorado, algo que, finalmente, despierta aún más la curiosidad en los/las jóvenes y, como se trata de un tema no abordado por los adultos, éstos lo exploran a través del ensayo y el error.
Por otra parte se ha observado que los embarazos adolescentes se dan en mayor medida en los sectores socio-económicos más vulnerables. Las pocas oportunidades económicas (como acceso a anticonceptivos) y culturales (escolaridad e información en materias sexuales) explicarían en parte este fenómeno.

FACTORES PROTECTORES
Si bien no todo puede ser controlado en la vida, ni tampoco se puede evitar todo, sí podemos considerar algunos factores que pudiesen disminuir la probabilidad de tener un embarazo adolescente:
-       Una comunicación fluida y asertiva entre padres e hijos en donde las relaciones se basen en la confianza, el apoyo y el respeto mutuo. Un espacio en donde los jóvenes puedan depositar con seguridad sus inquietudes y problemas, para que así los padres los puedan acompañar en momentos difíciles. De este modo los padres tendrán que transmitir confianza, calidez y preocupación a los signos y cambios que manifiesten sus hijos/as. Además, en los momentos que sea necesario, poner los límites necesarios, siempre desde la perspectiva del respeto. En otras palabras hacerse presentes, aunque sea difícil, en la vida de los adolescentes.
-       Un diálogo sin tapujos ni tabú sobre sexualidad. Educar a los jóvenes respecto a estos temas: uso de preservativos y anticonceptivos, discusión sobre cómo se entiende la sexualidad y sus prácticas, cómo se valida el sexo en la sociedad a través de la música y los medios de comunicación, etc. En esto los padres se pueden apoyar en los colegios y centros de saluden donde es deber de los establecimientos, tanto educativos como de salud, hacer una oportuna y preventiva educación respecto a estos temas.
-       Acercarse a los centros de salud para los controles ginecológicos de las adolescentes.
-       Promocionar en los jóvenes otras formas de validación social, a través de la psicoeducación de habilidades sociales para hacer frente a eventuales situaciones sociales que pudiesen conducir a malas decisiones respecto a este tema.
-       Promover el establecimiento de redes y espacios de recreación en donde los jóvenes puedan ocuparse en los deportes y el arte.
Por último, cabe mencionar que, no hay que abordar este tema desde una moral basada en la exigencia, la competencia o una perspectiva dogmática. Se afirma esto ya que en muchas ocasiones se puede oír padres que entienden el embarazo adolescente como una “falla”, un error o algo que necesariamente los/las jóvenes hicieron por ser “un tiro al aire”. Si como sociedad construimos el significado del embarazo prematuro como una falla, debemos entonces decir que no son los/las jóvenes quienes fallan sino un sistema social, en diversas escalas, que hace posible –quizás por negligencia- que ocurra esto. De todos modos en este artículo se espera transmitir la idea de que este fenómeno no es en sí mismo el problema, sino el signo y manifestación de cómo estamos haciendo sociedad, como individuos en interacción, como familia, como instituciones, como cultura. Entendiéndolo así podremos responsabilizarnos todos en este asunto.

Por Javier Ahumada Guerrero
Interno de Psicología
Universidad Central
Equipo de Salud Mental

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