Ya comienza noviembre, el penúltimo mes de 2015 y con ello vienen las
tensiones propias de fin de año. Por un lado los estudiantes se preparan para
las últimas pruebas y exámenes y por el otro lado los adultos ya están pensando
en fechas que demandan altas exigencias como navidad o año nuevo, por lo que es
normal que en estas fechas culmines las personas comiencen a presentar
molestias como olores difusos, estrés o falta de sueño… ¿qué hacer cuando la
presión nos va ganando? A continuación ofrecemos a la comunidad información de
utilidad para afrontar los últimos meses de 2015.
Ante las presiones propias de la vida diaria el cuerpo comienza a
reaccionar mandando señales como dolores o molestias que hablan de que algo no
anda bien, signos que se acentúan en fechas demandantes como festivos, fin de
año, etc. Por lo cual es saludable tener un espacio de descanso para darle un
respiro al organismo, descanso que la mayoría de las personas lo realiza cuando
duerme, sin embargo ¿Qué ocurre cuándo el dormir no es reparador? ¿Qué ocurre
cuando se duerme y no se descansa? El no descansar o no tener un sueño
reparador son necesidades básicas para disfrutar de un estado de salud óptimo,
teniendo repercusiones en la calidad de vida de las personas como problemas en
la escuela, el trabajo o en el funcionamiento biológico.
El sueño es un estado natural de los seres humanos y necesario para
mantener un buen funcionamiento tanto físico como psicológico, sucede cada 24
horas aproximadamente independiente de la voluntad de las personas, sin embargo
solamente dormir no es suficiente para que sea un tiempo de descanso efectivo.
Para que el sueño sea reparador se requiere dormir una cantidad de horas
suficientes según el organismo de cada persona y que el sueño permita restaurar
las funciones del organismo para afrontar un nuevo día.
El sueño está influenciado por varios factores, dentro de los que
destacan el ritmo circadiano (cerca de un día) que corresponde a los
ciclos naturales de 24 horas que coinciden con las horas de oscuridad, por lo
que la luz tanto artificial como natural influye; factores como personales como
edad, ritmo de vida y patrones de sueño; factores conductuales como hábitos
de sueño; factores ambientales como un ambiente conocido y cómodo.
Ante estos factores que inciden en el tener un sueño descansado y
reponedor, hay personas que padecen de problemas como son el insomnio
(dificultad para iniciar y/o mantener el sueño a lo largo de la noche con
despertares nocturnos), hipersomnia (dormir muchas horas, más de lo saludable),
enfermedades del tracto respiratorio, apnea del sueño (problemas para respirar
durante el sueño), entre otros. Sin embargo, existe un conjunto de indicaciones
conocidas como “higiene del sueño” que aportan a la prevención de algunos de
estos problemas y a tener un sueño de descanso saludable.
La higiene del sueño tiene por objetivo facilitar el comienzo del sueño
y su mantenimiento creando hábitos para su desarrollo, el establecer rutinas de
sueño en función de las necesidades de cada persona es un factor beneficioso
para el descansar y el correcto equilibrio físico y psicológico. Por lo que a
continuación ponemos a disposición una serie de consejos prácticos de higiene
de sueño que pueden ser de utilidad.
Consejos básicos para facilitar el
sueño
•
Ir a dormir solo y únicamente cuando
se tenga sueño, por lo que hay que evitar la cama para realizar otras
actividades como ver televisión, leer o trabajar, entre otras.
•
Establecer un horario regular para la
hora de levantarse y a ser posible también para la hora de acostarse.
•
Evitar dormir durante el día y las siestas
prolongadas (más de media hora).
•
Evitar o reducir la ingestión de
bebidas estimulantes (café, té, alcohol, etc.), el consumo de tabaco, etc. especialmente
antes de acostarse, en su remplazo es recomendable consumir infusiones
naturales como Melissa, Valeriana, Tila, Pasiflora, entre
otras que ayudan al relajo.
•
Descartar la automedicación para
favorecer el sueño, evite consumir medicamentos no recetados por un
especialista.
•
Evitar comidas abundantes y/o pesadas
antes de acostarse, así como la realización de actividades estresantes. Se
recomiendan cenas ligeras, una o dos horas antes de acostarse; sin embargo,
tampoco se aconseja acostarse con sensación de hambre.
•
Crear unas condiciones ambientales
adecuadas para conciliar el sueño (luz, temperatura, nivel mínimo de ruido,
ropa cómoda, etc.).
•
Realización regular de ejercicio
físico moderado a lo largo del día, preferentemente por la mañana y hasta media
tarde.
·
Favorecer la exposición de luz solar
durante el día.
•
Favorecer una rutina relajante
mediante la práctica de técnicas o ejercicios de relajación antes de acostarse,
evitando actividades que requieran atención o intensa actividad física.
·
Evitar la exposición a luz artificial
antes de dormir, como pantallas de televisión, celulares, computadores, etc.
Todas estas medidas resultan de gran utilidad para favorecer el sueño y
un buen descanso, sin embargo, siempre que exista un diagnóstico de una
alteración del sueño o de una enfermedad de base que afecte el descanso, el uso de estas técnicas siempre
será complementario al tratamiento terapéutico que su especialista le haya
prescrito.
Interna de psicología Blanca Amo G.
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