Marihuana y esquizofrenia: nuevas evidencias
Un
reciente estudio realizado por el “Consejo
superior de investigaciones científicas”, en España, ha hallado pruebas sobre
cómo los cannabinoides regulan la activación de determinadas regiones nerviosas
del cerebro. Del mismo modo, el consumo desorganizado de cannabis puede
desactivar un mecanismo de forma más intensa de lo que resulta necesario,
ocasionando algunos trastornos mentales, como la psicosis o la esquizofrenia.
Si
ciertas alteraciones en el funcionamiento de los neurotransmisores (como
la dopamina o el glutamato) se producen en unas regiones cerebrales
determinadas, dan lugar a la manifestación de
distintas conductas patológicas como la esquizofrenia. Varios
son los factores genéticos que aumentan la vulnerabilidad de algunos individuos
a esta patología. Sin embargo, los factores ambientales y los hábitos
perniciosos como el consumo de marihuana u otras sustancias pueden desencadenar
en una aceleración de los síntomas, o bien aumentar su intensidad.
Una
investigación sobre las posibles características genéticas y epigenéticas
descubrió que la alteración del sistema nervioso no sería el principal factor
de riesgo en la aparición de esquizofrenia, sino que la causa se hallaría en
una mala función del receptor NMDAr, encargados de la plasticidad neuronal y la
memoria. Por esta razón, al carecer de suficiente glutamato para contrarrestar
los efectos de la droga, la dopamina incrementa su efecto, dando como resultado
una mayor predisposición a la psicosis y a la esquizofrenia.
El rol del cannabis en
la esquizofrenia
Primordialmente,
el sistema cannabionoide propio de nuestra química neuronal es positiva, porque
regula la unión del glutamato con su receptor NMDAr y permite ciertos procesos
neurológicos como el aprendizaje o la memoria. Los cannabinoides desactivan
este receptor, y de este modo se mantiene una estabilidad fisiológica en todo
el sistema neuronal.
No
obstante, el sistema es endeble y la estabilidad se ve comprometida fácilmente.
Los cannabinoides exógenos,
esto es, los que produce el uso y abuso de la marihuana, aumenta
significativamente la inhibición del receptor NMDAr del neurotransmisor
glutamato, permitiendo un efecto mucho más, exacerbando el efecto de la
dopamina, y pudiendo provocar psicosis.
El
cerebro, en esta situación, trata de evitar que ese efecto se produzca, y se
habilitan algunos mecanismos de liberación del receptor
NMDAr, pero esta reacción puede desactivar el sistema neuronal,
causando una vulnerabilidad que podría desencadenar la esquizofrenia.
Javier
Garzón Niño, uno de los investigadores, explica: “El abuso en el consumo de
marihuana produce un desequilibrio entre la excitación (NMDAr) y la inhibición
(cannabinoides propios o endógenos). Esto acaba rompiendo el equilibrio en
favor de la inhibición, y en consecuencia genera una mayor actividad en los
sistemas regulados negativamente por el NMDAr, como el sistema dopaminérgico”
Varios
científicos del CSIC puntualizaron que el abuso en el consumo inhalado
de marihuana puede producir cuadros de psicosis transitorias. Pero en
el caso que el mal hábito no se eliminara, el
deterioro del sistema nervioso central podría ser permanente.
Si a esos malos hábitos le añadimos una predisposición genética, las
probabilidades de desarrollar esquizofrenia aumentan.
María Francisca Toro
Interna de Psicología
Universidad Gabriela Mistral
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