¿Que es bullying?
Empleamos el término bullying en la escuela para connotar un
comportamiento agresivo o el acto intencional de hacer daño a
algún/a otro/a, que se lleva a cabo de forma constante durante
un período de tiempo y en el cual existe una relación interpersonal
caracterizada por una asimetría de poder.
Por tanto, para que un acto de
agresión sea una expresión de bullying se requiere que la agresión se sostenga
en el tiempo y que entre los involucrados (víctima/agresor) haya una diferencia
de poder.
El hostigamiento tiene que ser
permanente en el tiempo y como tal puede utilizar diversos soportes para
ejercerse, los cuales, en la mayoría de los casos, suelen entremezclarse: soporte
físico (golpes, empujones, robos); soporte verbal (insultos, amenazas); soporte
relacional o indirecto (exclusión social, rumores) y, el soporte digital
(agresiones vía web, celulares, etc.).
Ninguno de estos actos de forma
individual y exclusiva puede considerarse bullying, a no ser que uno o más de
ellos se presenten consistentemente en el tiempo.
Las consecuencias en la
víctima del bullying pueden ser tanto físicas como psicológicas y en muchos
casos, pueden ser permanentes en el tiempo. Algunas investigaciones refieren
desde daño físico como moretones,
pérdidas en el patrimonio personal de los estudiantes, hasta severas consecuencias en la salud mental a futuro, como
depresiones severas, trastornos de ansiedad y/o estrés post traumático, e
incluso el suicidio.
- Como sospechar y/o identificar el bullying en nuestros hijos/as:
- Llega a casa con su ropa, libros y
cosas rotas o le han sido robadas.
- Tiene moretones, heridas, cortes y rasguños que no puede explicar.
- Baja en su rendimiento académico.
- Tiene pocos amigos o no tiene amigos.
- No invita a compañeros a su casa y rara vez va a la casa de amigos.
- Falta de apetito, dolores de cabeza y/o de estómago (en las mañanas).
- Presenta alteraciones del sueño: insomnio, pesadillas o llora mientras
duerme.
- Pide dinero extra o saca dinero a escondidas (entregado al intimidador).
- Llega del colegio ansioso, triste, alicaído, con los ojos lagrimosos.
- Aspecto triste, deprimido y de infelicidad.
- Cambia de humor de forma inesperada.
- Está irritable y con rabia repentina.
- Estrategias para atender el bullying en nuestros hijos/as:
- Apoyar emocionalmente a su
hijo y decirle que le ayudarán a superar el problema. Tranquilizarlo diciéndole
que no es su culpa que esto suceda, y que a cualquiera lo tendría así de mal.
Acogerlo, tranquilizarlo.
- Los padres deben permanecer en calma y no reaccionar con
violencia hacia el colegio o el agresor, ya que no solucionará así el problema.
Es importante enseñar a solucionar los conflictos pacíficamente, a pesar del
dolor que se sienta.
- Acercarse a conversar con el profesor jefe, con una actitud positiva,
colaboradora; informarle la situación de su hijo/a, preguntarle qué sabe
al respecto y pedirle ayuda explícitamente.
- Solicitar al profesor/a que investigue la situación a la
brevedad, dada la gravedad del problema, acordando una reunión en los próximos
días, para conocer de manera más completa la situación.
- Es esperable que junto al profesor jefe participe el psicólogo/a u
orientador/a del colegio, para facilitar un buen manejo del problema, y
buscar las mejores soluciones.
- Para frenar el círculo vicioso de esta forma de violencia escolar es
fundamental buscar acuerdos y trabajar en conjunto la familia y el colegio,
y deben participar tanto los padres del niño/a o joven acosado, como los
de los padres del acosador (al menos en reuniones por separado).
- Es fundamental que se “repare” el daño y las relaciones
interpersonales en el curso afectado, y no centrarse sólo en solidarizar con la
víctima y excluir al victimario.
- En caso de ser necesario, el colegio deberá exigir a los padres del
niño/a o joven acosador, asistir al psicólogo para que sea ayudado en
resolver adecuadamente esta situación.
- Por supuesto que es importante ayudar al hijo/a a recuperar sus
amistades o hacer algunas nuevas, eso le ayudará a dejar atrás el dolor y
retomar sus actividades e intereses.
- Qué hacer si se dan cuenta que su hijo/a participan en acciones de bullying (victimario):
- Evite culpabilizar y castigar.
- Explíquele que intimidar no es un juego; señale que no va a tolerar que este tipo
de comportamiento continúe.
- Establezca normas familiares sobre relaciones interpersonales; refuércelo cuando
cumpla con sus deberes; si rompe las reglas, sea claro en sus respuestas, pero
no agresivo; sea un buen ejemplo cumpliendo las reglas.
- Trate de pasar más tiempo con su hijo/a, involúcrese en sus actividades y
pasatiempos; conozca a sus amigos; estimule y refuerce habilidades y aspectos
positivos de su hijo.
- Ayúdelo a desarrollar estilos de comportamiento no agresivos.
- Mantenga contacto con el colegio.
- Lo que NO debe hacerse si nuestro hijo/a es víctima de bullying:
- Instigar a su hijo que se defienda brutalmente. Pretender que el hijo
solucione su dolor con más presión, por ejemplo diciéndole: “no te dejes pegar”
o “tienes que ser más fuerte”, produce siempre el efecto contrario, se sienten
más débiles.
- Irrumpir en el colegio, ocasionando un escándalo con el profesor
o padres del niño agresor.
- Sobreproteger a la víctima, y alejarlo permanentemente de situaciones
conflictivas, incluso buscando cambiarlo rápidamente de curso o de
colegio. Arrancando no se soluciona el problema.
- No dando importancia al problema o negando su existencia, obligando
al hijo a que se someta a su hostigador, con el argumente de que cuando éste se
canse, dejará de molestarlo.
- Esperar no sirve de nada. Consentir el maltrato de un niño o adolescente
contra otro es permitir que haya más víctimas de los abusos.
El abuso no es “normal” entre
escolares, ni “se trata sólo de bromas”. Es importante enseñar a los
espectadores pasivos a que cuando vean que un compañero está en esa situación
desfavorable se lo digan a su profesor. Por otra
parte, si la víctima y el resto de los compañeros que no quieren participar de
la violencia aguantan sin decírselo a nadie, pronto el acosador creerá que
puede seguir abusando. Aproximadamente el 25% de los agresores que se han
acostumbrado a intimidar para lograr sus objetivos, terminan teniendo problemas
con la justicia en la adolescencia, e incluso antes.
Es fundamental entonces que los
adultos intervengan en las situaciones de bullying, si no, el daño puede ser
tan profundo y doloroso que atraerá aún más problemas tanto a la víctima como a
los victimarios. Mejor será aún, que padres y profesores cuenten con algunas
estrategias para prevenir situaciones como éstas.
Cristopher Palacios C.
Interno Psicología
Universidad Mayor
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