Compartimos contigo pasos sencillos e importantes para fortalecer la comunicación en tu hogar y lograr una relación familiar más armónica.
Por más que amemos a nuestra familia, es posible (y normal) que ciertos comportamientos, manías y actitudes lleguen a molestarnos. En ocasiones se trata de asuntos menores que tienen que ver más con nuestra capacidad de tolerancia, mientras que en otras son problemas de fondo que pueden llevar a resentimientos. Una de las maneras de evitar que los problemas acaben con la armonía familiar es una buena comunicación. Evitar hablar de lo que nos sucede y lo que sentimos es una receta para el desastre. Compartimos estos consejos para mejorar la comunicación familiar:
• Crea oportunidades: en medio de las agitadas rutinas que tiene cada miembro de la familia, es irreal asumir que los espacios dedicados específicamente a la comunicación se darán por sí mismos. ¿Qué puedes hacer? Tal y como le das prioridad a muchos otros aspectos, destina un espacio semanal para hablar y compartir en familia, así eso implique disminuir el número de actividades en las que están envueltos como familia. Recuerda que la comunicación es la base del éxito en las relaciones.
• Hora de la comida: si comer para tu familia se ha convertido en un horario fluctuante donde puede que no todos estén presentes, cada quien tome algo rápido del refrigerador y las reuniones sucedan frente a la televisión, es hora de recordar lo básico. Cocinar y compartir la comida con tus seres queridos, ofrece la oportunidad perfecta para conversar y saber qué sucede en la vida de cada uno.
• Dedícales tiempo a tus hijos, por separado: aunque mantener y fortalecer la unidad familiar es importante, también lo es dedicar tiempo a cada uno de sus miembros por separado. Tal como sacas tiempo para tener una cena romántica con tu pareja, es importante que les dediques tiempo a tus hijos de manera individual. No sólo estarás reafirmando tu amor por ellos, sino que establecerás la posibilidad de una comunicación más abierta, especialmente sobre temas que tu hijo no quiera compartir con los demás miembros de la familia.
• Escucha: cuando de resolver problemas se trata, escuchar es mucho más importante que hablar. Si alguno de los miembros de tu familia tiene algo que quiere comentarte, permítele que se exprese completamente antes de intentar darle un consejo. Interrumpirle puede limitar su intento por comunicar y darle la impresión de que no te interesa realmente lo que tiene que contarte.
• Tradiciones familiares: no necesitas tener una reunión anual con todos los miembros de tu familia para establecer momentos agradables que tus hijos recuerden como espacios reafirmantes de amor y seguridad. Cosas tan simples como leerles un cuento antes de dormir, hacer las tareas con ellos, visitar a los abuelos en Navidad o preguntarles cada noche sobre su día pueden hacer una gran diferencia.
Fuente
Cristopher Palacios C.
Interno de Psicología
Universidad Mayor
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