El
enfrentarse a algo o alguien novedoso, o en última instancia lo desconocido,
siempre será una experiencia de perplejidad, sino un desafío. Cada vez que nos
enfrentamos a lo inusual intentamos capturarlo con nominación, atraparlo y
encerrarlo en la palabra, en el terreno de lo conocido. Pero hay que tomar en
cuenta que el modo en cómo denominemos aquellos que nos es desconocido va a
determinar la forma en cómo nos relacionemos con aquello. En ese sentido cuando
yo te digo “amigo” a alguien que estoy conociendo, lo estoy invitando a
acercarse, a que compartamos un mundo mutuo, un continente en donde habiten
nuestras dos realidades; pero cuando llamo a alguien “malo” o “enemigo” la
inflexión es al rechazo, al exilio del campo de la confianza. Y cabe destacar que
estos dos movimientos dan certidumbre y confianza porque sitúan al “otro” en un
espacio de lo conocido.
Ahora
bien, cabe mencionar que este patrón también se da en el área de la Salud, en
especial en la de la Salud Mental, en donde como sociedad hemos construido
significados negativos en torno a la “enfermedad” y “los enfermos”. Cada vez
que en nuestro cotidiano observamos conductas que no podemos comprender las
tratamos de integrar mediante nuestros modelos culturales. Por ejemplo si veo
que alguien hace algo demasiado divergente, como teñirse el pelo de 3 colores,
la tendencia será atrapar a esa persona en denominaciones como “raro”, “loco”,
“desviado” o “enfermo”. Y esta tendencia se observa también en la práctica
clínica donde muchas veces los diagnósticos y las descripciones acaparan el
sentido de los profesionales de la salud mental.
Así es el caso, por ejemplo, con la psicosis donde la expresa descripción de los síntomas sitúa a estas personas con estos diagnósticos en terrenos excluidos de desesperanza y resignación, rescatados únicamente por la medicación y algunos ejercicios que fortalezcan su yo. Pero el encuentro y la relación humana quedan desalojados al asombro, la perplejidad y el miedo. Como “escuchar voces” es tan “extraño”, inaceptado por lo menos, se trata de aplacar y acallar. Todas las fuerzas se destinan a amortiguar un síntoma que pudiese estar hablando de una forma distinta de organizar la experiencia, del sufrimiento y de la crisis existencial que pudiese estar transitando una persona.
Así es el caso, por ejemplo, con la psicosis donde la expresa descripción de los síntomas sitúa a estas personas con estos diagnósticos en terrenos excluidos de desesperanza y resignación, rescatados únicamente por la medicación y algunos ejercicios que fortalezcan su yo. Pero el encuentro y la relación humana quedan desalojados al asombro, la perplejidad y el miedo. Como “escuchar voces” es tan “extraño”, inaceptado por lo menos, se trata de aplacar y acallar. Todas las fuerzas se destinan a amortiguar un síntoma que pudiese estar hablando de una forma distinta de organizar la experiencia, del sufrimiento y de la crisis existencial que pudiese estar transitando una persona.
El
video que se comparte en esta oportunidad es la experiencia de cómo una mujer
(Eleanor Longden) tomó el camino largo y duro del entendimiento de algo que es
desconocido, temido y rechazado por la mayoría de nosotros. En este camino se
encontró con todo lo descrito previamente, pero pudo sortear y encontrar tanto
personas y grupos sociales como su propia fuerza interna que la condujeron a
darle un sentido integrador y trascendente a síntomas que para la mayoría se
abandona en el desdén.
Esta
no es una invitación a negar los tratamientos farmacológicos, psiquiátricos y/o
psicológicos, ya que se ha demostrado que la combinación de estos agentes,
junto a otros factores, permiten sobrellevar de buena forma este problema que
tiene múltiples rostros (biopsicosocial). La intención de esta entrada es
mostrar una alternativa, hacer ver que hay formas distintas de abordar al otro
desconocido, una forma que podría constituirse en más humana, inclusiva,
respetuosa y comprensiva, donde la invitación sea a transformarnos en amigos de
lo desconocido.
Por Javier Ahumada Guerrero
Interno de Psicología
Universidad Central
Equipo de Salud Mental
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