Francisca
Tirado Z.
Interna de Psicología, Universidad Gabriela Mistral
“Queridos mamá y
papá:
Sé que están sufriendo, yo también estoy sufriendo. Siento y
me alimento de su tensión y estoy impactado. Aunque soy joven y no puedo
expresar verbalmente lo que está pasando en nuestras vidas, todavía siento el
impacto. Mi corazón se rompe cada vez que tengo que dejar de lado a un padre,
mi sentido de seguridad está perdido. Por favor no asuman que soy resistente;
por favor no asuman que mi vida será exactamente como solía ser y que continuaré
sintiendo el mismo amor por ambos. Soy un ser humano igual que ustedes, mis
necesidades son como las de ustedes; necesito amor, atención, crianza,
estabilidad, consistencia, afecto, entendimiento, paciencia y sobre todo, ser
querido.
Cuando pelean por mi o me ponen en la mitad de su discusión,
me están mandando el mensaje de que ganar entre ustedes es más importante que
mi vida. Estoy aprendiendo de ustedes que es mejor estar en lo cierto que ser
amado, me están enseñando que vengo de una persona que no es querida y está
equivocada, y que en cierta forma estoy mal yo también.
Cuando puedan encontrar su daño en mi corazón, han
almacenado un dolor sordo, robándome mi infancia, me están quitando el creer
que el amor es incondicional y lo reemplazan con un mensaje que dice que me
convierta en un insensible y no amar, porque voy a ser herido, sin tener la
posibilidad de recuperarme.
Quizás no entiendan esto ahora, y soy tan pequeño que no
piensan en mi futuro, pero me están poniendo en un riesgo mucho mayor de separarme
de mí mismo, momentos en los que arriesgan mi seguridad y construyen un vacío
en mi corazón. Mi seguridad es su trabajo, sin ustedes y su protección estoy
sin escudos frente al mundo, esto se manifestará como temores irracionales en
mí porque permaneceré en un estado de no saber si luchar o volar por el resto
de mi vida.
Algún día este shock inicial disipará, pero el cómo
eligieron ser mis padres a través de esta crisis, nunca se disipará, voy a
sentir su sentido egoísta de apoyo y protección o tendré una cicatriz en mi
corazón con un mensaje que se descifra “las cosas buenas le pasan a gente
buena, yo debo haber sido malo”.
Atentamente,
“El hijo del divorcio”
El
siguiente trabajo está basado en estas palabras expresadas por niños que han
sido “víctimas” del divorcio de sus padres, los que no han sabido manejar bien
la situación. Esta carta fue publicada en un video por la organización “The
Child of Divorce”, ubicada en Estados Unidos, la cual le brinda un espacio a
los hijos de padres separados o en proceso de separación para expresar lo que
piensan y sienten con respecto al tema y su propia experiencia de vida
libremente, sin importar la edad. También le da una instancia a los padres para
ayudar a sus hijos a sobrellevar el tema del divorcio, trabajando con ellos en
su relación independiente con sus hijos y otorgándoles información acerca del
proceso y todas sus implicancias. Cabe destacar que en este trabajo se
generalizará en términos del abordaje del tema, sin embargo, hay que tener en
claro que no todos los divorcios, familias, situaciones, padres e hijos,
relaciones entre padres y relaciones entre padres con sus hijos son iguales,
por lo que sí existen casos en que lo siguiente no aplique tan cabalmente y
varíen según el contexto.
En la actualidad, la separación y el divorcio son un tema
muy común que la sociedad ya acepta y ha normalizado a través del tiempo. Hasta
hace no muchos años atrás, era mal visto, inconcebible para las familias y era
considerado como una deshonra para la historia familiar, sobre todo en el caso
de las mujeres, quienes eran estigmatizadas y dejadas un poco de lado por la
sociedad. Sin embargo, existe un tema que nunca ha sido de alta preocupación ya
que no se le ha tomado el peso que debiera tener a mi parecer: ¿qué pasa con
los hijos de padres separados en términos de desarrollo psicológico? ¿quién se
preocupa de los efectos a corto y largo plazo que puede tener este proceso en
los niños y adolescentes, siendo que ya es un tema tan fuerte y complicado para
los adultos? ¿puede ser la separación y el divorcio mal manejado por los padres
considerado como un tipo de maltrato infantil?
Cuando se habla de maltrato infantil, por lo general se
piensa en el maltrato físico más que cualquier otra cosa y se olvida que
también existen otros tipos de maltratos que pueden ocasionar incluso síntomas
conductuales claros y severos, como por ejemplo, el maltrato psicológico.
Según una variedad de autores y organizaciones, el maltrato
infanto-juvenil correspondería a cualquier tipo de comportamiento o discurso
por parte de un adulto que transgreda las necesidades y/o los derechos de los
niños/as, ya sea por omisión o exceso de conductas que interfieran con el
desarrollo normal del niño/a o adolescente.
Si relacionamos lo anterior con la carta antes presentada,
es importante considerar que la familia y el hogar son espacios de protección y
seguridad, en donde se transmite el conocimiento de la cultura, los valores,
los modos de enfrentar las situaciones, siendo los padres un modelo fundamental
para el desarrollo y crecimiento sano e integral de sus hijos, en un intento (o
visto desde otro ángulo como uno de los derechos de los niños) por crear a
personas que puedan desenvolverse de la mejor manera dentro de una sociedad que
nada tiene de fácil, una sociedad que va cambiando de manera rápida y
constante, y en la que todo lo que la familia construya como base será parte
fundamental de lo que estos hijos (futuros adultos) podrán hacer para adaptarse
a este sistema tan dinámico.
Cuando uno lee la carta escrita por ese niño que está
sufriendo terriblemente viendo el proceso de divorcio de sus padres, nos damos
cuenta de que el mundo de los adultos considera que los niños no tienen
necesidad de saber ni entender todo lo que ocurre a su alrededor “porque son
niños, no entienden”, sin embargo, poco podemos hacer para controlar lo que
sienten, ya que pocas veces somos conscientes del mensaje que estamos enviando
a niveles no verbales, con actitudes, gestos, posturas, entre otros, y esto
para niños pequeños cobra un gran peso en sus experiencias.
Es por esto que sería muy importante darle mayor importancia
al cuidado de los niños en los procesos de divorcio, dado que los padres, al
estar preocupados, generalmente, por la lucha de mantener una relación que se
ha roto, por mantener el poder en algún aspecto, por encontrar la manera más
fácil de salir de la situación, por los juicios y arreglos extra-judiciales,
por saber con quién se quedarán los hijos, y una infinidad de situaciones
complicadas dentro del proceso, pueden “olvidarse” del niño, como se puede
observar en lo expresado en la carta, y caer en negligencias. Sin embargo, es
muy difícil exigirle a dos adultos que no saben como reaccionar frente a su
propia situación, que reaccionen y ayuden al niño o adolescente a reaccionar
frente a un tema en el que ellos no tienen voz ni voto, ya que pasa por un tema
de pareja y se aleja un poco de lo que es la familia, pero si bien es válido no
poder exigir tanto, debiera hacerse de alguna manera, ya que es labor de los
padres asegurar la protección y el cuidado de sus hijos.
Es muy crudo leer lo expresado por este niño en la carta a
sus padres, ya que nadie se imagina todo lo que pueden llegar a sentir y lo que
puede significar para ellos que toda la estabilidad o el funcionamiento al que
estaban acostumbrados se desarme y derrumbe ante sus ojos súbitamente. Me
imagino como si la vida, desde la óptica de un niño y su experiencia al estar
inserto en una familia, fuera como estar pasando sobre un puente colgante armado
con tablones de madera, dando paso a paso de manera tranquila junto a nuestros
padres, que nos dan la seguridad de que el puente es firme y que podemos seguir
adelante, pero que cuando llega cualquier conflicto en relación a los padres,
sobretodo un divorcio, se va perdiendo esa confianza que teníamos, se van
cayendo los tablones que nos aseguraban un futuro, perdemos a nuestros padres
en algunos momentos de este pasar, y por cada situación que cambia, por cada
adaptación que debemos hacer a este “nuevo estilo de vida”, más inestable se va
haciendo este puente. Es aquí donde no debiéramos perder el foco que se centra
en el daño que le podemos provocar a los niños cuando se deja de lado la
preocupación por el manejo de la situación y el cuidado por el trato hacia
ellos, como por ejemplo, no hacerlos partícipes de las discusiones de los
adultos, no hacerlos tomar bandos, no hacerlos tomar decisiones que tengan
relación con el problema de los adultos, entre otras cosas que hay que tener en
cuenta, no sólo para lo que ha sido planteado acá, sino para cualquier tipo de
situación en el que los padres tengan el impulso de incluir a alguno de sus
hijos.
Siempre se ha dicho, casi se ha transformado en un cliché,
que la comunicación es la base de toda relación humana, y efectivamente es así.
Por mucho que se piense que los niños y adolescentes no se dan cuenta de las
cosas que pasan entre los adultos, siempre saben que algo pasa, sin saber
detalles, y es un derecho para ellos que los padres se den el tiempo de explicarles
y tengan la capacidad de abrirse con sus hijos de manera de disminuir la
ansiedad y ayudarlos a quedarse más tranquilos, cosa que también puede
repercutir en la mejora de la relación entre los padres y el/los hijo/s,
dependiendo de cada caso.
Muchas veces por estas fallas en la comunicación, se produce
un círculo vicioso, dado que los hijos comienzan a presentar síntomas (por ejemplo, irritabilidad, retraimiento,
tristeza, dependencia, desconfianza, conductas de riesgo, entre otras), que
aumentan la conflictiva de los padres, y al no darse cuenta de que todo esto
pasa por un tema de comunicación, que aclarando los sentimientos y las ideas
esto disminuiría, se transforma en un suma y sigue de eventos que no tienen
final más que explotar y agotar el sistema familiar.
Este es un tema que deja mucho para reflexionar y del que se
puede discutir infinitamente, sin embargo, esto no debe quedar en palabras.
Como sociedad debiéramos unirnos para crear consciencia acerca del cuidado de
los niños y adolescente en las conflictivas familiares, ya que al ser
individuos en desarrollo, es labor de los adultos preocuparse de no mermar ni
interferir en este proceso. Como adultos debemos tomar responsabilidad sobre
nuestros actos, y ser padres es la mayor responsabilidad de todas. Ser padres
significa formar personas que serán futuros padres también; debemos
acostumbrarnos a ver la vida como un continuo integral, en donde cada cambio,
cada evento, cada experiencia de vida tiene un significado y una repercusión a
futuro. Eventualmente, todo es utilizado como recurso, sea este en función del
crecimiento o del deterioro, por lo que es fundamental tomarle el real peso que
tienen situaciones como lo planteado en este escrito en la formación de
personas más capaces y sistemas familiares adaptados, lo que al fin y al cabo
radicará en cambios importantes a niveles tanto culturales como sociales, y le
dará a la infancia el valor y la magnitud que siempre debiera de haber tenido.
Equipo de Salud Mental.
Cesfam Garín.
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