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jueves, 16 de julio de 2015

Existe mucha gente que vive en la calle

El primer día de nuestra práctica en el CESFAM Garín, tuvimos la fortuna de que nos recibiera el Director del establecimiento, Doctor José Luis Contreras, quién además de hacernos una inducción sobre el Sistema de Salud en Chile y el funcionamiento del centro de salud familiar donde pasaríamos 5 semanas, nos invitó a participar voluntariamente de una actividad que se realiza todos los días lunes entre las 22:30 y las 2 am por parte del Hogar de Cristo, para ir a compartir y darle una pequeña cena a personas en situación de calle. En aquel momento, nos pareció una excelente idea, pero con el ajetreo y nerviosismo por comenzar a conocer el mundo de la atención primaria, se nos pasó agendar fecha para acompañarlo.
Fue así como pasaron las semanas, hasta la última, cuando nos acordamos de su invitación y decidimos contactarlo y afinar detalles. 

El lunes 6 de julio, luego de pasar toda la mañana atendiendo personas en nuestro box en el CESFAM, y posteriormente rendir una -eterna- prueba en la universidad, a eso de las 10 de la noche junto a Jose Luis, emprendimos rumbo al Hogar de Cristo de Quinta Normal, donde al llegar nos recibieron dos amables señoras -realmente amables- que estaban preparando todo para salir. Con mis dos compañeras nos pusimos manos a la obra para preparar hallullas con dulce de membrillo, ya que las porciones de charquicán estaban hirviendo y el té..casi listo. Hasta ese minuto no sabíamos realmente a qué nos enfrentaríamos, pero estábamos dispuestas a descubrirlo!
Subimos a una van y partimos el recorrido. Las personas que trabajan regularmente en esta institución ya conocen a las personas en situación de calle que hay en el sector: sus nombres, con quienes y donde viven, y su situación actual.
Nuestra misión: ir a conocerlos!

Como buenas enfermeras, anotamos todos los nombres de las personas con las que nos encontramos, pero como es habitual con la tecnología, perdimos el archivo!, así que para contar la experiencia vamos a apelar a los sentimientos y anécdotas más que a los datos duros.


Algunas personas viven en grupos, otras solas, en condiciones mínimas pero con esfuerzo mantienen lo suyo, sin esperar nada de nadie. La gran mayoría son chilenos, pero nos topamos con un grupo de peruanos. Un caballero muy orgulloso nos mostraba su nuevo (o quizás primer) carnet de identidad. Otro hombre estaba interesado y comprometido en comenzar un tratamiento para dejar la drogadicción, gracias a los contactos que en el Hogar de Cristo le ofrecen. Nos tocó el corazón una mujer que se acercó llorando muy afligida, pero no por no tener un hogar fijo donde vivir ni una ducha cada día, si no por sus perritos, ya que los atropellan o agreden y ella no tiene cómo protegerlos. Fue entonces cuando apareció su nuevo "bebé": un indefenso cachorrito que había adoptado hace pocos días, por lo que aun no tenía nombre. Nos dijo que nosotras lo bautizáramos...silencio. ¿Qué le decimos? Ya que esto fue dos días después de que Chile ganase la Copa América, le preguntamos si le parecía bien apodarlo Gary. Ella aceptó.

Hay palacios de cartón, tablas y plásticos, pequeños hogares en la orilla de la autopista, o una pareja en un simple colchón, con frazadas y una botella de cognac de $500 pesos. "Él canta igual que Marc Anthony" nos dijo la mujer. Si, su compañero nos cantó, y lo hacía increíble!. Al subir a la van nos dimos cuenta que no le preguntamos a ella su nombre, así que decidimos llamarla J-Lo (Jennifer López).
Además de comida, también se entregan frazadas, plásticos para protegerse del frío y la lluvia, y en algunos casos ropa de todo tipo. Ropa interior. La Chica Bomba (ese apodo no lo olvidaremos) fue la afortunada que recibió ropa interior, pero dijo que quería lencería.. y un caño. ¿Se entiende por qué la llaman así? 

En resumen, fue una experiencia intensa, una mezcla contradictoria de sensaciones, nos reímos y bailamos escuchando cumbia en la van, pasamos mucho frío en la calle y al mismo tiempo sentimos el calor de las fogatas y las sonrisas que recibíamos sin esperar nada a cambio, sentimos frustración e impotencia por las condiciones en las que viven ciertas personas, pero también nos hizo darnos cuenta de lo mucho que podemos aportar solo con las ganas, de lo afortunadas que somos por poder estar escribiendo esto y que a veces nuestros enormes problemas son casi un chiste, dependiendo desde donde uno mire. 

Nos arrepentimos de no haber hablado antes con el Doctor, pero eso no opaca los recuerdos de la increíble oportunidad que decidimos tomar... y lo mejor es que podemos seguir participando. La ayuda siempre es bienvenida, no es necesario ser del área de la salud, ni siquiera ser profesional, tampoco importa si eres o no devoto de algún ser superior en especial, solo hace falta tener ganas y un corazón, que les aseguramos, va a salir llenito después de esto. Anímense! 



Lucrezia Llona y
Estudiantes de Enfermería 3er año. Universidad Mayor.
Lunes 6 de julio 2015

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