El patrón de dependencia emocional en el sujeto se observe a lo largo de su vida y con las diferentes parejas que tenga. Esta dependencia sentimental hace referencia a la necesidad de amor y vínculo afectivo. Las personas que la sufren tienen un gran miedo a estar solas y no pueden concebir su vida si no es al lado de una pareja sentimental.
Resulta significativo que muchas de las personas que son dependientes
emocionales buscan parejas con un carácter dominante, con un perfil psicológico
que tiende hacia el egoísmo y el narcisismo, posesivas y autoritarias. En algunos
casos, el dependiente emocional refiere haber sufrido algún tipo de maltrato físico o psicológico por parte de su
pareja, lo cual no resulta extraño teniendo en cuenta el perfil que hemos
comentado. La persona dependiente tiende a idealizar a su cónyuge, viviendo en
una cierta sumisión hacia él.
La persona afectada es capaz de reconocer el maltrato y el menosprecio que
sufre a diario, pero no tiene la capacidad para dejar de estar ‘enganchada’ a
su pareja. Pide perdón incluso por cosas que no han hecho, con el fin de
mostrarse tierno y sumiso ante su pareja; para ganar su aprobación y amor. También pueden
gastarse mucho dinero en regalos y en general mantendrán una actitud de
atenciones y gestos con los que tener contenta a la pareja y satisfacerla en
todo momento.
Posibles causas
Normalmente,
el fondo del problema de la dependencia se encuentra en una pobre
autoestima, que
conduce al dependiente emocional a desvalorizarse sistemáticamente. Se muestran
críticos consigo mismos y con su forma de ser, hasta el punto de sentirse
inferiores y culpables, incluso, del menosprecio que puedan recibir por parte de sus parejas
sentimentales. La situación se torna aún más insostenible con el paso del
tiempo, en que el transcurso de la relación agrava la relación subordinada del
dependiente emocional respecto a su pareja, que ejerce un rol dominante.
De este modo, el menosprecio de la persona dominante hacia el dependiente
emocional se incrementa, llevando al extremo su subordinación. También es común
observar que este tipo de relaciones acaban rompiéndose en poco tiempo, pero
eso no soluciona el problema. El dependiente intentará volver una y mil veces con su ex pareja. Esta dinámica
conduce a una situación de círculo vicioso, puesto que el desprecio del
dominante aumenta, así como disminuye la autoestima y dignidad de la persona
dependiente emocional. La persona que padece este tipo de dependencia emocional
necesita permanecer en contacto con su pareja, y si el vínculo se rompe del
todo, surge una suerte de síndrome de abstinencia emocional.
En estos casos, se pueden producir enfrentamientos
airados con amigos y familiares. El dependiente emocional se percata de
que sus allegados intentan aconsejarle de que su situación psicológica ante la
relación no es la más adecuada, pero éste insiste en defender su relación. La
comorbilidad de la dependencia emocional se asocia con cuadros
ansiosos o depresivos, aparte
de la falta de autoestima que ya hemos comentado, que se ve aumentada al tomar
conciencia de que se está arrastrando para recuperar el amor
de alguien que no solamente no le quiere sino que le desprecia y maltrata.
En este cuadro, es muy habitual observar que la persona dependiente cree
firmemente que su pareja es superior y por tanto merece que todo su entorno
reconozca esto y le colme de alabanzas y respetos. Esto puede acarrear un
resquebrajamiento de la relación con amigos y familiares, cosa que produce que
su dependencia emocional se vea reforzada puesto que solo encontrará el apoyo
en la pareja.
Psicoterapia: abordando el problema de
la dependencia emocional
Resulta imprescindible iniciar rápidamente la terapia
psicológica a fin de conseguir desvincularse emocionalmente de la pareja. No hacerlo y
seguir en dinámicas negativas puede conllevar consecuencias nefastas, ya que no
es raro que del menosprecio se pase al maltrato psicológico y hasta al maltrato
físico en último término. Para evitar entrar en las dinámicas crecientemente
peligrosas, es importante empezar tratamiento psicológico temprano, aunque esto
a la práctica es difícil de conseguir.
Tal como ocurre en las diferentes adicciones, el primer paso es que el
afectado sea capaz de reconocer que tiene un
problema y decida buscar la manera de solucionarlo. Este punto es muy difícil: el
dependiente logrará encontrar múltiples excusas y justificaciones para su
conducta. Suelen ser del tipo: “Vosotros no lo/la conocéis bien”, “Me quiere
mucho”, “Nadie es perfecto”, “La culpa es mía también”… Es prácticamente
imposible lograr que funcione una terapia que no haya sido requerida por el
propio afectado, e igual que ocurre con las demás adicciones, será necesario
una ruptura absoluta con la pareja.
María José Veas
Interna de Psicología
Universidad Gabriela Mistral
No hay comentarios:
Publicar un comentario