En una entrada anterior comentamos un artículo publicado en la revista Atención Primariaque analizaba cuáles eran los agentes responsables del proceso de la medicalización. Recientemente, los mismos autores firman un segundo artículo en donde nos dan claves para romper esta inercia medicalizadora que no para de crecer.
En esta ocasión, los autores profundizan en las razones por las que problemas inherentes a las persones se trasladan al campo médico. Cuando al sanitario se le plantea un problema en la consulta, éste pone en marcha una solución. Si es eficaz, resuelve el problema. Si no es así, hay una tendencia a volver a repetir el mismo patrón de comportamiento intensificando la misma solución que no funciona. Este proceso puede llevar al sanitario a un círculo en el que, al no poder dar respuesta a la queja del paciente, ésta se cronifica y promueve la medicalización excesiva, arriesgando la salud del paciente.
Se plantea, por tanto, la necesidad de poner límites a la medicina para evitar esta cascada intervencionista. Para ello es necesario abordar las causas que generan desencanto. Una de ellas es el excesivo consumismo de la sociedad actual en donde los valores materiales priman sobre los morales generando una baja autoestima que puede intensificar los trastornos psicológicos. Otra causa es la excesiva expectativa de la población ante los avances técnico-científicos, que llegan a ocupar un espacio que antes correspondía a la religión: los milagros. Y finalmente, el aumento del individualismo de nuestra sociedad que genera un aumento de la exigencia y de la reflexión, pero también una menor tolerancia a la frustración y a la desesperanza.
Estas tres causas: consumo, individualismo y ciencia, nos pueden dar bienestar pero también pueden ser motivo de desesperación y desencanto.
Por último, los autores proponen una reflexión colectiva para conocer cuál es el camino trazado y cuáles pueden ser las consecuencias de la excesiva medicalización.
Proponen un decálogo con las claves para reducir el impacto de la medicalización en nuestra sociedad:
En esta ocasión, los autores profundizan en las razones por las que problemas inherentes a las persones se trasladan al campo médico. Cuando al sanitario se le plantea un problema en la consulta, éste pone en marcha una solución. Si es eficaz, resuelve el problema. Si no es así, hay una tendencia a volver a repetir el mismo patrón de comportamiento intensificando la misma solución que no funciona. Este proceso puede llevar al sanitario a un círculo en el que, al no poder dar respuesta a la queja del paciente, ésta se cronifica y promueve la medicalización excesiva, arriesgando la salud del paciente.
Se plantea, por tanto, la necesidad de poner límites a la medicina para evitar esta cascada intervencionista. Para ello es necesario abordar las causas que generan desencanto. Una de ellas es el excesivo consumismo de la sociedad actual en donde los valores materiales priman sobre los morales generando una baja autoestima que puede intensificar los trastornos psicológicos. Otra causa es la excesiva expectativa de la población ante los avances técnico-científicos, que llegan a ocupar un espacio que antes correspondía a la religión: los milagros. Y finalmente, el aumento del individualismo de nuestra sociedad que genera un aumento de la exigencia y de la reflexión, pero también una menor tolerancia a la frustración y a la desesperanza.
Estas tres causas: consumo, individualismo y ciencia, nos pueden dar bienestar pero también pueden ser motivo de desesperación y desencanto.
Por último, los autores proponen una reflexión colectiva para conocer cuál es el camino trazado y cuáles pueden ser las consecuencias de la excesiva medicalización.
Proponen un decálogo con las claves para reducir el impacto de la medicalización en nuestra sociedad:
1. Aceptar los límites de la medicina.
2. Fomentar el autocuidado y cambios de estilo de vida en los pacientes.
3. No todo sufrimiento es enfermedad.
4. Respetar los valores y preferencias de las personas en la toma de decisiones.
5. Recuperar el discurso de la incertidumbre como parte de la vida.
6. Las demandas ilimitadas llevan a recursos limitados.
7. Las intervenciones médicas pueden no ser inocuas.
8. No toda lo posible técnicamente es aceptable éticamente. No toda intervención anticipada es una intervención responsable.
9. Dejar de hacer aquello que no aporte beneficios en salud.
10.Devolver los problemas sociales a la sociedad y los problemas personales a las personas.
Cerecedo Pérez MJ, et al. Medicalización de la vida en la consulta:¿hacia donde caminamos?. Aten Primaria. 2013;45:536-40.
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